Tres catorce a.m.
suspiros se impregnan en el ambiente,
suspiros se impregnan en el ambiente,
Tres quince a.m.
en punto sin un segundo,
en punto sin un segundo,
tus dedos se enredan entre mi cabello,
mis labios juegan sobre los tuyos.
Tres dieciocho a.m.
He perdido ya toda cordura,
mis ojos se dilatan
y los tengo que abrir de par en par
para admirar tu piel blanca.
Ojos cerrados,
el sofá negro debajo,
un reloj marca las tres y tantos
mientras estas entre mis brazos,
extraño en segundos tus besos
el sabor a químicos de tu cuello.
Tres y media a.m.
Te abrazo,
mientras te recargo en mi brazo,
me apodero de tus labios,
tan húmedos,
tan suaves,
tan necesarios.
Apóyate en mi regazo
para no olvidar los “te quiero” dados,
los sueños de la almohada,
el anillo regalado.
Las tres cuarenta que pasan.
6 comentarios:
Hora "Pi" (muy nerd el comentario, no?)
- Me gusta enumerar los besos. Hermoso. Ade
y si te cortaras el pelo tendrías ideas largas?
El jugar con estos minutos y luego dejar de jugar con ellos un párrafo me da la sensación de una humanidad infinita aún en un reloj.
genial!me encantó la originalidad con que lo contaste.
Ejem que verguenza venía a decir lo mismo que Xavier...
PLOP!
Esos minutos, que se vuelven segundos y que cuando se recuerdan se vuelven horas...
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