Estoy acostumbrada
a perder,
no poder,
no ir en contra de ella, de él.
Valer menos que un hombre.
Olvidada ante la imagen
de Vanessa, la vecina,
renegada a la sombra de Susana,
la novia escogida.
Estoy acostumbrada a desfallecer,
no tener,
fingir para obtener,
conseguir la infidelidad
para un poco poderte acariciar.
Estoy acostumbrada
a no ser la ideal.
Oír promesas que quedan en palabras,
acciones que las acompañan,
lágrimas que empañan,
sueños botados a la almohada.
Estoy acostumbrada
a los “te quiero” de improviso,
los “te amo” de compromiso,
el “ te extraño” por lástima.
Dos años que pasan,
cuando no pasaba nada,
un mes especial
que me regresa a la verdad:
Los dos tienen a alguien más.
Estoy acostumbrada,
volver a comenzar,
Lucianos vienen y van,
siete anillos tengo ya.
Una maleta para un no suicidio
careta de infelicidad.
Estoy acostumbrada,
olvidar para vivir,
no te preocupes por mí.
a perder,
no poder,
no ir en contra de ella, de él.
Valer menos que un hombre.
Olvidada ante la imagen
de Vanessa, la vecina,
renegada a la sombra de Susana,
la novia escogida.
Estoy acostumbrada a desfallecer,
no tener,
fingir para obtener,
conseguir la infidelidad
para un poco poderte acariciar.
Estoy acostumbrada
a no ser la ideal.
Oír promesas que quedan en palabras,
acciones que las acompañan,
lágrimas que empañan,
sueños botados a la almohada.
Estoy acostumbrada
a los “te quiero” de improviso,
los “te amo” de compromiso,
el “ te extraño” por lástima.
Dos años que pasan,
cuando no pasaba nada,
un mes especial
que me regresa a la verdad:
Los dos tienen a alguien más.
Estoy acostumbrada,
volver a comenzar,
Lucianos vienen y van,
siete anillos tengo ya.
Una maleta para un no suicidio
careta de infelicidad.
Estoy acostumbrada,
olvidar para vivir,
no te preocupes por mí.